sábado, 14 de julio de 2012

Casi toda la Patagonia con el mayor índice de muertes por cáncer.





Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Neuquén y Santa Fe son las cinco provincias con mayor mortalidad por casos de cáncer del país.
Estos datos pertenecen al Instituto Nacional del Cáncer de Argentina del período 2008-2010.

La tasa de estas provincias oscila entre 118 a 158 muertes por 100.000 habitantes, esto quiere decir que de cada 2.000 personas, más de tres morirán de algún tipo de cáncer en el proximo año.

Lo venimos advirtiendo desde hace tiempo, por eso queremos reiterar un artículo que hiciéramos en enero de 2010 y que tituláramos:

Cáncer en Santa Cruz, lo que se oculta 

 

No solo en la zona norte de la provincia, en toda la provincia los casos de cáncer de diferentes tipos flagelan a la población.

Solo basta con hacer un simple ejercicio, tomamos 10 personas que no estén vinculadas entre si y preguntémosle cuantas personas conocen o conocieron con algún tipo de cáncer en los últimos 4 años. Los resultados serán alarmantes.
Los acuíferos están contaminados con la recuperación secundaria de la petroleras, nuestros hijos juegan debajo de los transformadores con el letal PCB, el agua que consumimos del río Gallegos trae los desechos tóxicos de la mina de Río Turbio que se incrementarán enormemente con la Megausina, los diques de colas de las mineras no tienen ningún control del estado, no se elimina el arsénico en el agua de Pto Deseado y Tellier, los niveles de manganeso en la Cuenca Minera son elevadísimos, esto es solo como para mostrar algunos ejemplos que día a día matan a nuestras familias y nos consolamos diciendo "fue la fatalidad", cuando la realidades otra.
 
Otro punto de vista expresado en un resumen del reportaje a la Dra Ana María Pizzuto de Caleta Olivia hecho por Prensa Libre:

Ejerció veinte años la profesión de patóloga en la ciudad petrolera de Caleta Olivia, asegura que desde un principio viene advirtiendo sobre el aumento progresivo del cáncer en toda zona norte. Fue consultada por organismos públicos y privados ya que era la única que tenía datos fehacientes, luego le sacaron esa facultad y se la dieron a una médica generalista, por eso «descreo de las estadísticas santacruceñas», dijo. 

Ana María Pizzuto confesó a Prensa Libre la triste realidad que le ha tocado conocer desde el lado de la profesión, asegura que «no hay peor ciego que el que no quiere ver», porque desde que llegó en 1989 «vengo advirtiendo sobre el aumento progresivo y constante de tumores malignos en la zona norte».
 
La primera experiencia al respecto fue con gente de Pico Truncado ni bien empezó a ejercer: «cuando me llegaban Papanicolaou de la zona norte, en particular de Pico Truncado, noté una particularidad y era el alto grado de inflamación que había en las muestras que me llamó mucho la atención».
En este marco asegura que las explicaciones que le daban en principio era que esto respondía en general a mujeres que ejercían ciertas prácticas sociales como la prostitución, sin embargo Pizzuto pudo constatar que las muestras eran de mujeres de todo tipo de estrato social. 

Posteriormente «empecé a buscar qué características tenían todas estas mujeres. y no hubo duda que era el agua. Quien tenga la posibilidad de tomar agua en Pico Truncado, tiene un sabor muy particular, muy salado y amargo» sostuvo. 

Este fue el primer episodio con que la médica comenzaba a tomar conciencia de la problemática, Pizzuto asegura, porque como profesional posee los archivos que lo comprueban, que en Caleta Olivia «lo que tenemos es un alto índice de cánceres de cuello uterino, cada vez en mujeres más jóvenes, también aumentó el cáncer de colon y de mama, y en ciertas zonas de la provincia es llamativo la presencia de linfomas y leucemias producto de la presencia todavía de transformadores refrigerados con PCB».
 
Por otro lado no asegura que haya una relación directa entre contaminación petrolera y cáncer, ya que «no hemos podido hacer estudios completamente serios al respecto, debido a que cuando lo intentamos nos encontramos con que era un laboratorio que estaba directamente relacionado con YPF». En el caso petrolero «tampoco sé qué es lo que se inyecta con la recuperación secundaria, en su momento era bentonita, pero ahora no sé con qué lo suplantaron, sé que es un polvo blanco», dijo.

Registro

«La Provincia tiene un registro provincial de tumores, pero no sé a quién le piden los datos, en su momento me los pedían a mí, tanto en lo oficial como en lo privado, hasta que de golpe nunca más me los pidieron, y se los empezaron pedir a una médica generalista que no sé cómo puede saber quiénes están o quiénes no están, de qué se murieron, de qué eran los cánceres, honestamente yo no creo en ninguna estadística de Santa Cruz», expresó Pizzuto. 

Asimismo informó que «muchas de las personas que tienen cáncer son rotuladas y llevadas a Buenos Aires, y si fallecen se registran allí y no quedan en nuestro registro». Finalmente asegura que viene hablando de este tema desde hace mucho, pero que «obviamente políticamente no conviene decir que las petroleras están contaminando el agua»

domingo, 8 de julio de 2012

Río+20: Un encuentro furtivo



Por Antonio Brailovsky
www.ambienteacademico.com.ar
 
Hace veinte años, se produjo un hecho político muy significativo: la totalidad de los gobernantes del mundo y las mayores organizaciones no gubernamentales se reunieron en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. En ese evento, también llamado Eco´92, asumieron el compromiso de orientar sus esfuerzos al mejoramiento del ambiente, que debía hacerse en el marco de la participación ciudadana.
Se citaron para volverse a encontrar veinte años más tarde y compartir los logros de este período. Se acaban de reunir, en lo que se llamó Río+20
Pero cuando se pusieron a comparar lo que habían hecho, se encontraron ante una enorme cantidad de promesas incumplidas.
A pesar de tantos discursos, en estos veinte años aumentó la pobreza y empeoraron las condiciones ambientales de los sectores más postergados. Nadie hizo nada por evitar las guerras posteriores a la caída del bloque soviético. Se produjeron el peor derrame de petróleo y el peor accidente nuclear de la historia. Se profundizaron los efectos del cambio climático sin que se redujeran las emisiones de gases de efecto invernadero ni se adoptaran medidas adecuadas de mitigación en la mayor parte del mundo. Se desarrollaron amenazas ambientales nuevas, como la minería descontrolada y la aplicación de la ingeniería genética al monopolio agrícola. Hubo significativos avances legales, aunque con un bajo grado de cumplimento.
De un modo coherente con tanta negligencia, se volvieron a reunir en Río, esta vez sigilosamente, para que los pueblos no les reclamaran lo que debían haber hecho y no hicieron. Es sugestivo que gobiernos que tienen tantas diferencias entre sí hayan operado de conjunto para encubrirse mutuamente sus falencias ambientales.
Les envío el documento final de Río+20. Pueden bajarlo de aquí:
Verán que simplemente se olvidaron de hacer una rendición de cuentas de cómo cumplieron o incumplieron el compromiso de la Eco´92. Apenas si reconocen que los avances han sido insuficientes.

El texto es una suma de enunciados difusos, sin ningún compromiso concreto, y, por supuesto, sin que nadie haya dicho si iba a poner alguna suma de dinero para cumplirlo. El texto es comparable al que aprobaron en la ya muy lejana Conferencia de Estocolmo en 1972. Cambia la terminología pero no la actitud de situar los cambios en un futuro indeterminado. Leyéndolo, parece más el proyecto de una pequeña agrupación estudiantil que la declaración conjunta de casi todos los Gobiernos del mundo.
Dos ausencias significativas son:
  • No se menciona la Agenda 21, una propuesta de gestión ambiental integrada con  participación  ciudadana, que fue el principal aporte de la Eco´92. Se elimina el protagonismo de los pueblos y se espera que todos los cambios provengan de las grandes empresas multinaciones, a través de la recién inventada economía verde.
  • También borraron todas las menciones a los derechos reproductivos, que estaban en los primeros borradores y de los que no quedó ni siquiera una frase ambigua.